El orden, el mantenimiento y la limpieza y desinfección de los espacios son fundamentales para garantizar una convivencia segura y armónica en las comunidades de propietarios.

 

 

La higiene en una comunidad de propietarios es, a menudo, el origen de conflictos y un aspecto que saca a relucir muchos roces de la convivencia entre vecinos.

Por esta razón, muchas comunidades de propietarios optan por externalizar el servicio de limpieza.

En esta entrada repasamos los puntos a tener en cuenta para la limpieza y desinfección en las comunidades de vecinos, independientemente de si estas acciones las realizan los propietarios o si se externaliza a través de una empresa especializada.

 

 

¿Qué productos se necesitan para la limpieza de las comunidades de propietarios?

 

Para limpiar las zonas comunes de cualquier edificio necesitaremos útiles de limpieza básicos como, por ejemplo, escobas, mopas, fregonas y cubos de fregar, además de bayetas de microfibra.

Por lo que respecta a los productos químicos, nos bastará con un detergente neutro y otro ligeramente alcalino para eliminar los restos de grasa. También optaremos por desinfectantes clorados o alcohólicos.

Es importante que todos los productos que usemos presenten un diseño higiénico y ergonómico para facilitar el trabajo de la persona encargada de la limpieza.

 

 

¿Con qué frecuencia se deben limpiar las comunidades de propietarios?

 

 

La limpieza y desinfección de las zonas comunes del edificio debe llevarse a cabo, como mínimo, una vez a la semana.

Durante este proceso deberán limpiarse y desinfectarse las supercies horizontales y verticales, así como todos los elementos que den forma a la comunidad.

Para ello, recurriremos a la técnica de limpieza que consiste en higienizar de más limpio a más sucio, con el objetivo de prevenir problemas de contaminación cruzada.

 

 

Recomendación 1: Mantener los espacios ordenados y libres de obstáculos

 

La frase de “no es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia” nunca cobró tanto sentido.

Mantener el orden en los espacios de convivencia resulta esencial para evitar roces entre los vecinos. Por ejemplo, acciones como dejar bolsas de basura en los rellanos o no limpiar los excrementos de las mascotas pueden convertirse en el origen de cualquier conflicto.

Asegurándonos de que no existen obstáculos durante las tareas de limpieza, agilizaremos este proceso y ahorraremos tiempo a la persona encargada de la higiene.

 

Recomendación 2: Identificar los principales focos de gérmenes

 

 

Es habitual que los gérmenes se acumulen en aquellas superficies de mayor contacto. En el caso de las comunidades de propietarios, éstas suelen ser las barandillas o los botones del ascensor.

Durante las tareas de limpieza, además de aplicar detergentes neutros sobre estas superficies para evitar la corrosión, también recurriremos después a un desinfectante capaz de acabar con la carga microbiana.

Podemos aplicar los productos químicos con la ayuda de una bayeta de microfibra.

 

 

Recomendación 3: Contar con un plan de control de plagas

 

El desuso o la falta de mantenimiento en algunos patios de luces o terrazas comunes hace que, en algunas ocasiones, estos espacios no sean tenidos en cuenta durante las tareas de limpieza.

Este “descuido” deriva, en algunos casos, en la aparición de plagas que, posteriormente, son más difíciles de eliminar.

Por esta razón, se recomienda contar con planes que nos indiquen cómo actuar en caso de aparecer determinadas plagas.

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Recomendación 4: Acordarse de limpiar los parkings o garajes

 

 

Los parkings o garajes de las comunidades de propietarios, a menudo, son los grandes olvidados durante las tareas de limpieza.

Al percibirse como un espacio “aparte” o considerar que, a parte del suelo, no hay muchas más superficies que limpiar, es habitual descuidar su limpieza. Esto deriva en grandes cantidades de suciedad acumuladas en cada rincón.

Para evitar que esto ocurra, debemos barrer el suelo de los parkings o garajes como mínimo una vez a la semana.

 

 

Recomendación 5: Tener localizadas las tomas de agua

 

En las fincas que no cuentan con ascensor y que solo disponen de una única toma de agua en las zonas comunes, las tareas de limpieza se convierten un trabajo costoso para la persona que las realiza. Tener que cargar con el cubo de agua arriba y abajo suele ser el principal problema.

Para procurar la ergonomía del personal de limpieza podemos identificar, en primer lugar, dónde se encuentran las tomas de agua y elaborar en base a eso un plan que indique el orden y procedimiento de limpieza. También podemos recurrir a productos químicos preparados que no requieran dosificación para limpiar las superficies.

 

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Fecha de la última actualización del artículo: 13/09/2023