Aunque muchos piensen lo contrario, barrer en primer lugar ayuda a evitar que las partículas de polvo se expandan.
Desde hace algunos años, uno de los eternos debates en la limpieza es aquel que cuestiona qué se debe hacer en primer lugar: barrer el suelo o limpiar el polvo que se acumula en el mobiliario.
El orden, en este caso y, aunque no lo parezca, juega un papel muy importante. A continuación, te explicamos por qué:
Limpiar el suelo antes que el mobiliario
Aunque muchos argumenten lo contrario, limpiar el suelo antes que eliminar el polvo de los muebles es esencial para que la limpieza sea efectiva.
¿Por qué? Por la simple razón de que al barrer levantamos muchísimo polvo, en ocasiones imperceptible a simple vista, que acaba aposentándose sobre el mobiliario.
De esta manera, si barremos primero y dejamos que toda esa suciedad contamine el resto de superficies, después tenemos la oportunidad de eliminarla a la par que limpiamos el mobiliario.
De lo contrario, si dejamos el barrido para el final, los muebles de la estancia vuelven a ensuciarse.
La limpieza, siempre en húmedo
Muchos se preguntarán: ¿Y al limpiar el polvo en primer lugar no vuelve a ensuciarse el suelo de nuevo?
Lo cierto es que, aunque pueda parecer el pescado que se muerde la cola, podemos conseguir que el polvo del mobiliario quede totalmente atrapado y frenar así su proliferación.
¿Cómo? Mediante la limpieza en húmedo y con los productos adecuados.
Si aplicamos una limpieza en húmedo, es decir, impregnando la bayeta o paño en una solución de limpieza, conseguiremos atrapar una mayor cantidad de polvo además de una mejor adhesión de éste al paño en cuestión.
Además de emplear una limpieza en húmedo, se recomienda utilizar paños de tejido no tejido, que cuentan con una mayor capacidad de arrastre de las partículas de polvo.
Por otra parte, la sustitución de las escobas de barrer por mopas también ayuda a evitar que el polvo se vuelva rebelde durante la limpieza.