Con motivo del Día Mundial de la Salud, queremos reivindicar la estrecha relación que guardan higiene y salud y repasar cuál ha sido su evolución con los años.

 

Hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud, una jornada que actualmente cobra más importancia que nunca.

Desde hace ya más de un año, la Covid-19 nos está haciendo testigos del valor que tiene la higiene a la hora de ayudarnos a salvar vidas.

Y aunque en la actualidad parezca evidente que higiene y salud van siempre de la mano, no fue hasta la mitad del siglo XIX cuando se probó la relación entre estos dos conceptos.

Precisamente, fue la enfermera Florence Nightingale quien puso en práctica el lavado de las manos y otras acciones de higiene con los pacientes que llegaban a los hospitales durante la Guerra de Crimea para poder demostrar más tarde y a través de su libro Notas sobre enfermería (1860) que, efectivamente, la higiene ayuda a salvar vidas.

A continuación, hacemos un repaso por aquellas prácticas higiénicas que son sinónimo de salud a día de hoy y observamos su evolución a lo largo del tiempo.

La higiene de manos, antes y después

 

Esta práctica no era tan habitual como lo es ahora en los hospitales hasta que Nightingale demostró que una acción tan sencilla como lavar las manos con agua y con jabón mejora la salud de los pacientes.

En la actualidad, somos mucho más conscientes del papel que juegan las manos como transmisoras de gérmenes y por eso higienizamos nuestras manos en cualquier momento y lugar, y no solo en los hospitales.

Y es que ahora, además del lavado con agua y con jabón, también contamos con otras soluciones como, por ejemplo, el uso de antisépticos o geles hidroalcohólicos. En este artículo puedes consultar la diferencia entre ambas prácticas.

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La limpieza y desinfección de las superficies, cada vez más frecuente

 

 

Igual que ocurría con la higiene de manos, hace 200 años, la limpieza y desinfección de las superficies no presentaba el mismo valor que le otorgamos a día de hoy.

De entrada, en los hospitales, la frecuencia con la que se higienizaban las superficies era mucho menor a la que se emplea hoy en día.

Además, las herramientas y protocolos para dicha higiene eran muy diferentes, llegando, en ocasiones, a practicar una higiene que no solo no era eficaz, sino que potenciaba el riesgo de infecciones nosocomiales.

 

 

La higiene del paciente en los hospitales

 

En la actualidad, la higiene del paciente encamado se realiza diariamente o siempre que se considere necesario. Además, disponemos de varias técnicas y productos que no solo facilitan esta tarea, sino que también velan por el bienestar de los enfermos.

Esta realidad es muy diferente a la que se vivía hace décadas. Y es que antaño, no solo no se daba suficiente valor a la higiene de los pacientes, sino que la frecuencia de acciones como, por ejemplo, cambiar la ropa de cama era mucho menor.

En los últimos años, se han publicado diferentes estudios que confirman que la higiene y el cuidado personal de los pacientes en hospitales agiliza su recuperación y mejora su autoestima.

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Sustitución del material reutilizable por material desechable

 

 

Hace poco más de 60 años, en los hospitales era una práctica habitual «esterilizar» material como, por ejemplo, gasas, jeringas u otro material quirúrgico hirviéndolo en agua. Esta acción, en la mayoría de las ocasiones, garantiza su limpieza, pero no su esterilización.

Actualmente, esto resulta impensable, ya que gran parte del material que encontramos en los hospitales es desechable, con el objetivo de minimizar riesgos.

Pero aunque nos parezca que la higiene en el ámbito sanitario está implantada desde hace siglos, esto no es del todo así.

Por ejemplo, hasta la década de los 80, no se extendió el uso de papel camilla desechable.

 

El Día Mundial de la Salud tiene hoy más valor que nunca y debe servirnos como excusa para comprobar los esfuerzos que se han llevado a cabo hasta conseguir lo que tenemos en la actualidad y para recordarnos que aún nos queda trabajo por hacer.