La gestión de residuos en la industria alimentaria es especialmente importante para garantizar la seguridad de los procesos.
Los residuos acostumbran a ser la parte olvidada en términos de contaminación cruzada ya que, son vistos como un elemento ajeno de la producción.
Normalmente, cuando hablamos de desecho o gestión de residuos, solemos asociarlo más a bien a acciones de reciclaje.
Pero la verdad es que una incorrecta gestión de los residuos puede conllevar consecuencias desastrosas en la seguridad alimentaria.
A continuación, exponemos una serie de normas relacionadas con la gestión de residuos que ayudarán a garantizar la correcta expedición de los alimentos de forma segura.
Normas para la gestión de residuos en la industria alimentaria
Norma 1: Mantener los residuos en una zona específica para ello y con suficiente ventilación para evitar la acumulación de malos olores.
Los residuos deben retirarse de las zonas limpias con bastante frecuencia durante la jornada de trabajo.
Norma 2: Limpiar y desinfectar los contenedores de residuos y basuras.
Este hecho debe quedar reflejado en el Plan de Limpieza y Desinfección de cada empresa.
Norma 3: Los contenedores empleados deben disponer de tapa y pedal con el objetivo de que queden cerrados sin necesidad de accionarlos manualmente.

Los contenedores que se abren mediante un pedal minimizan los riesgos de contaminación cruzada ya que, evitan el contacto con el dispensador.

Norma 4: Bajo ningún concepto debe tirarse el aceite usado por la fregadera.
Éste debe almacenarse en recipientes que más tarde serán recogidos por una empresa especializada.
Norma 5: Los residuos químicos derivados de los detergentes o desinfectantes para la limpieza serán recogidos por un gestor de residuos autorizado.
Norma 6: El reciclaje siempre es beneficioso, no solamente para el medio ambiente, sino también para ejercer un mayor control de los residuos por parte de la propia empresa.
Los contenedores de colores ayudan a establecer un código específico y facilitan la recogida de los restos generados durante la producción.
Es importante lavarse las manos después de haber tratado con residuos para evitar que posibles gérmenes presentes en estos restos se propaguen a nuestras manos y más tarde a los alimentos.