Es importante tener claros los conceptos de limpieza y desinfección, aplicarlos en su debido orden y usar los productos correspondientes para que éstos den buenos resultados.

 

La falta de tiempo o conocimiento hace que, en ocasiones, caigamos en el error de echar mano de la lejía para limpiar cualquier superficie, creyendo además que estamos matando dos pájaros de un tiro: limpiar y desinfectar. 

Pero debemos saber que la lejía o cualquier otro desinfectante, en ningún caso limpia, solamente desinfecta. Por lo tanto, deberemos escoger un producto específico para limpiar y otro concreto para desinfectar. 

 

¿Qué productos se emplean para limpiar? 

 

Partimos de la base de que limpiar consiste en eliminar los restos de suciedad de las superficies. Así, escogeremos un producto que responda a la denominación “limpiador” o “detergente”. Estos productos, a su vez, pueden adquirir designaciones diferentes en función de su pH (desincrustantes, desengrasantes, jabones neutros…).  

 

¿Qué productos se emplean para desinfectar? 

 

La eliminación de gérmenes de cualquier superficie debe llevarse a cabo únicamente con desinfectantes. Y en ningún caso desinfectamos sin haber limpiado previamente. 

Desinfectantes existen de muchos tipos (germicidas, bactericidas, fungicidas…) en función del tipo de germen que se desee eliminar. Lo más importante es tener en cuenta que los entornos que trabajan con alimentos obligan a usar desinfectantes con Registro HA y que los entornos sanitarios exigen desinfectantes con Registro DES. 

 

Productos 2 en 1 para limpiar y desinfectar 

 

También existen productos que combinan la función de limpieza y desinfección en la misma solución. El uso de este tipo de híbridos se recomienda únicamente para entornos con unas exigencias de higiene bajas. Ya que, en casos contrarios, los gérmenes podrían crear resistencias.