Varios estudios han demostrado que el formol es perjudicial para la salud. Por ello, se recomiendan otras alternativas a los aldehídos para la desinfección.
Hace relativamente poco, los aldehídos como, por ejemplo, el formol, eran los compuestos estrella de los desinfectantes empleados para la desinfección de alto nivel.
No obstante, recientes investigaciones han hecho que los aldehídos como el formol pasen de ser titulares indiscutibles a no ir siquiera convocados. Y es que, estos compuestos cada vez son más rehuidos por los profesionales de la limpieza y la desinfección.
Para empezar, debemos ver qué es el formol, cómo actúa y, sobre todo, entender por qué puede resultar perjudicial para la salud.
¿Qué es el formol?
El formol o formaldehído es un compuesto químico muy volátil que presenta unos niveles de toxicidad e inflamabilidad muy altos.
Se caracteriza por su olor penetrante y altamente irritante. Actúa mediante reacción con las proteínas, volviéndolas insolubles. Por ello, también es utilizado para la conservación de elementos biológicos en sanidad.
Es altamente eficaz contra bacterias, hongos y virus. Precisamente, estas capacidades son las que fomentaron su uso durante muchos años como desinfectante de material quirúrgico.
¿Por qué es peligroso el formol?
El formol fue clasificado como compuesto cancerígeno en el año 2004 por el Centro Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la OMS.
Además, se asocia con deformaciones físicas durante el embarazo y sus altos niveles de irritabilidad pueden llegar a causar afectaciones en las vías respiratorias.
En la mayoría de los casos, los principales afectados por los efectos del formol son aquellas personas que lo manipulan.
Por todos estos motivos, se ha limitado su uso, empleándolo mayoritariamente como conservante.
Alternativas a los aldehídos en la desinfección
En artículos anteriores hablábamos de la superioridad del ácido peracético frente a otros compuestos empleados para la desinfección.
El ácido peracético cuenta con un alto rendimiento frente a bacterias, virus y hongos, que lo convierten en el compuesto ideal para la desinfección del material quirúrgico.
Por lo que respecta a las superficies sanitarias en general, los desinfectantes clorados o en base a amonios cuaternarios son las opciones más recomendables.