En la limpieza y la desinfección, en ocasiones, menos es más. En este artículo repasamos las cinco malas prácticas más comunes en la desinfección de superficies.
Sectores como el sanitario o el alimentario, requieren de soluciones constantes para la asepsia y la antisepsia.
Pero en el caso de la asepsia en concreto, en ocasiones, el uso de productos inadecuados para la desinfección de superficies hace que este proceso se vuelva ineficiente y, por lo tanto, suponga un riesgo para la salud de las personas.
A continuación, repasamos algunas de las malas prácticas más comunes en la desinfección de superficies.
- Desinfectar las superficies con productos antisepticos
- Aplicar un producto desinfectante sin haber lavado previamente la superficie
- Usar desinfectantes de alto nivel para todas las superficies
- Usar pulverizadores en vez de botellas con tapón
- Usar concentraciones demasiado altas
Desinfectar las superficies con productos antisépticos
El artículos anterores explicábamos la diferencia entre la asepsia y la antisepsia.
Mientras la primera consistía en la eliminación de microorganismos de superficies inanimadas, la segunda seguía el mismo proceso pero exclusivamente sobre la piel o las mucosas de los seres vivos.
Así, si usamos un producto antiséptico para «desinfectar» la cama de un hospital o el instrumental utilizado, el efecto de eliminar los microorganismos es prácticamente nulo.
Aplicar un producto desinfectante sin haber lavado previamente la superficie
El método correcto para la desinfección de superficies es usar productos químicos desinfectantes especialmente diseñados para este fin.
Y a no ser que nos encontremos ante un producto 2 en 1, es completamente necesario haber la superficie en cuestión con detergente y agua antes de aplicar el desinfectante.
Solo si nos aseguramos de eliminar la materia orgánica previamente garantizaremos el correcto efecto del desinfectante.
De no ser así, corremos el riesgo de que la materia orgánica inactive el efecto del desinfectante.
Usar desinfectantes de alto nivel para todas las superficies
En este artículo explicábamos que existían diferentes tipos de desinfectantes y dónde era adecuado aplicar cada uno. Es importante respetar este orden, ya que si usamos desinfectantes de alto nivel en todas las superficies, corremos el riesgo de crear resistencias en los microorganismos.
El efecto sería algo parecido al de tomar antibióticos para paliar los efectos de un resfriado común. No es necesario y nos arriesgamos a que, el día en que nuestro cuerpo realmente necesite antibióticos, se haya vuelto inmune.
Usar pulverizadores en vez de botellas con tapón
Los pulverizadores ofrecen una aplicación cómoda pero no son especialmente recomendables en los entornos sanitarios. Y es que con su aplicación, existe el riesgo de que la materia orgánica o los microorganismos presentes en las superficies se «desplacen» y contaminen otras superficies.
En su lugar, se recomienda usar productos desinfectantes que vienen envasados en botellas con tapón y diluirlos según las instrucciones de cada fabricante.
Usar concentraciones demasiado altas
La sobredosificación de productos químicos es un problema real en cualquier sector. Tendemos a pensar que a mayor concentración, mejores serán los efectos de la limpieza y la desinfección, pero esto no es exactamente así.
Y es que, además de malgastar productos químicos, corremos el riesgo de convertir la limpieza y desinfección en procesos ineficaces.
Por ello, se recomienda ofrecer al personal de limpieza las soluciones de limpieza y desinfección previamente preparadas.
Si quieres obtener más información sobre las malas prácticas en la desinfección de superficies, puedes escribirnos rellenando el formulario que aparece en la barra lateral de esta página.