La higiene en el gimnasio es esencial para garantizar el bienestar de los usuarios y el éxito de los gestores deportivos. 

 

Con la llegada del año nuevo, llenamos listas de nuevos propósitos que esperamos cumplir a lo largo de los próximos 365 días. 

Y entre uno de los propósitos más comunes de todos los mortales, figura el de acudir con mayor asiduidad al gimnasio. 

Ya hemos hablado de la importancia que tiene la higiene del propio centro a la hora de transmitir una imagen positiva. ¿Pero qué ocurre con la higiene personal? 

Algo que, en muchas ocasiones la damos por hecho, puede llegar a convertirse en uno de nuestros principales problemas. Los contagios por hongos seguramente se sitúan en el TOP-10 de esta lista. 

Pero lo cierto, es que es posible evitarlos y, la mayoría de las veces, la solución está en nuestras manos. 

A continuación, expondremos una serie de pautas que pueden hacer de nuestra actividad en el gimnasio una experiencia más agradable. 

 

Ropa limpia y transpirable para frenar el sudor 

 

Por muy obvio que parezca, el hecho de realizar ejercicio con ropa limpia es esencial.  

De lo contrario, “arrastramos” gérmenes que amenazan con propagarse sobre cualquier superficie, incluido nuestro propio cuerpo. 

Además, es fundamental que esta vestimenta sea de carácter transpirable para disminuir, dentro de lo posible, el sudor que se genera durante el ejercicio. 

 

Zapatillas exclusivas para la actividad deportiva

 

El hecho de destinar un calzado exclusivo al desarrollo de la actividad deportiva ayuda a mantener los espacios más limpios. 

De no ser así, arrastraríamos en las suelas de nuestro calzado habitual miles de gérmenes que acabarían mezclándose en el interior del gimnasio, afectando a otros usuarios además de a nosotros mismos.

Celulosa para secar el sudor 

 

Es habitual que muchos usuarios lleven consigo toallas para cubrir las máquinas durante la actividad deportiva y así evitar contagios de gérmenes generados por el sudor de otro usuario.  

En artículos anteriores comentábamos que, en lugar de toallas reutilizables, el uso de celulosa ayudaba a frenar la proliferación de los gérmenes. 

En cualquier caso, si apostamos por el uso de toallas éstas deben ser de uso personal y deben lavarse diariamente. 

 

Mantener las manos limpias

En muchas ocasiones, hemos mencionado el papel que juegan nuestras manos como transmisoras de gérmenes. 

Para evitar contagios debemos evitar tocarnos la boca, ojos o nariz durante la actividad deportiva y lavar nuestras manos con agua y con jabón después del ejercicio. 

Muchos centros han instalado estaciones de gel desinfectante que se pueden usar durante la actividad para hacer la experiencia del usuario más cómoda y segura.

Podemos formular estas pautas en forma de propósitos que no son difíciles de cumplir y que pueden ayudarnos a sentirnos mejor en el gimnasio.