Las zonas de riesgo en hospitales son las que determinan la carga bacteriana del espacio y las necesidades de limpieza y desinfección. 

 

Seguramente, los responsables de la limpieza y la desinfección en hospitales o ámbitos sanitarios en general hayan oído hablar de zonas de alto riesgo, zonas de riesgo medio o zonas de bajo riesgo. 

Estas clasificaciones se fundamentan, principalmente, en el riesgo que presenta cada zona de que se transmitan infecciones. 

Así, el hecho de que un espacio esté clasificado como zona de alto riesgo, requiere mayores exigencias en cuanto a recursos y métodos de aplicación de la limpieza y desinfección. 

A continuación, veremos cómo afecta esta subdivisión del espacio hospitalario en 3 zonas: zonas de bajo riesgo, zonas de riesgo medio y zonas de alto riesgo. 

 

Zonas de bajo riesgo

Las zonas de bajo riesgo se caracterizan, principalmente, porque la presencia de bacterias infecciosas en el espacio es menor al 20%.  

Nos referimos pues, a zonas cuya actividad no está directamente relacionada con la asistencia sanitaria.  

Suelen ser zonas de paso o administrativas (despachos, escaleras, pasillos, recepciones, etc.). 

Las zonas de bajo riesgo no presentan un nivel especial de asepsia ni presentan unas necesidades muy exigentes de limpieza y desinfección en comparación con los niveles superiores.

Zonas de riesgo medio 

Las zonas de riesgo medio son aquellas que cuentan con una carga bacteriana en el ambiente de entre un 20% y un 60%.  

En este caso, sí que se trata de espacios donde se lleva a cabo una actividad sanitaria. Es el caso de las áreas de tratamiento o pruebas, salas de rehabilitación, farmacia, laboratorios, hospitales de día… 

Para estos casos, los requerimientos de limpieza y desinfección serán algo más exigentes que los que se dan en las zonas de bajo riesgo. Aun así, siempre deberá estudiarse cada situación en particular. 

Zonas de alto riesgo

Las zonas de alto riesgo son aquellos espacios cuya carga bacteriana es mayor al 60%. También son conocidas como zonas críticas. 

Este rango abarca zonas como, por ejemplo, los quirófanos, las salas blancas, urgencias, las habitaciones de aislamiento… En definitiva, aquellos espacios en los que la higiene es necesaria para el desarrollo de la actividad. 

En estos casos, la limpieza y desinfección son mucho más estrictas y siempre deben llevarse a cabo con el uniforme reglamentario.

Aunque la delimitación por zonas de riesgo establezca unas pautas de limpieza y desinfección específicas, esta clasificación puede cambiar siempre y cuando se den las circunstancias para ello.