En los duchas y vestuarios se acumulan grandes cantidades de humedad y, en ocasiones, incluso de agua. Éste es el microclima perfecto para muchos gérmenes, sobre todo hongos. Para evitarlo debemos desinfectar el espacio con químicos de carácter fungicida y bactericida y reducir al máximo los niveles de humedad y estancamientos de agua.
Los haraganes son grandes aliados a la hora de eliminar restos líquidos sobre superficies lisas.
Para evitar que los gérmenes traspasen de nuestra ropa de calle al vestuario y a la ropa del trabajo, es importante establecer barreras como, por ejemplo, el uso de peúcos. Además, una buena higiene personal al acabar la jornada de trabajo, ayudará a minimizar los riesgos por contaminación cruzada.
Los dispensadores de pared, ya sean de carácter manual o automático son ideales para colocar en duchas.
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