Un estudio revela que los cajeros automáticos son un auténtico nido de gérmenes y que la falta de higiene y desinfección tras su uso puede derivar en contagios y afecciones a la salud.

 

El pasado 2016 la revista msphere publicó un estudio llevado a cabo por varios expertos de la Universidad de Nueva York, en el que se alertaba que un cajero automático alberga una media de 1200 gérmenes. 

Destaca el hecho de que la mayoría de estos gérmenes tienen un origen mayoritariamente humano y alimentario, siendo muchos de ellos potenciales transmisores de enfermedades sexuales. 

Aspectos como, por ejemplo, la calidad ambiental acelera la proliferación de estos gérmenes, mientras que la carencia de una buena higiene de manos, contribuye a su transmisión.  

El calor y los altos niveles de contaminación que se dan en las grandes ciudades alimentan aún más estos gérmenes. 

 

¿Por qué se aposentan los gérmenes en los cajeros automáticos? 

 

Las manos son conocidas como las principales transmisoras de microorganismos de nuestro cuerpo. Si tenemos en cuenta que la interacción con los cajeros automáticos se realiza con las manos, entendemos por qué estos elementos están cargados de gérmenes. 

El estudio, además, destacaba que en los cajeros se habían encontrado numerosos restos de comida. Y esto, sumado a la cantidad de personas que manipulan sus teclas diariamente, los convierte en el microhábitat preferido de los gérmenes. 

 

¿Cómo mantenemos una buena higiene de manos en espacios exteriores? 

 

La mayoría de los cajeros automáticos se encuentran en espacios exteriores o, en cualquier caso, en emplazamientos en los que el acceso a un baño en el que lavarse las manos con agua y con jabón es más bien limitado.  

Para ello, existen los geles desinfectantes que no necesitan un aclarado posterior. En este post, explicamos su función y las ventajas que presentan.