La falta de higiene en cualquier restaurante fomenta la creación de una reputación de marca negativa por parte del usuario. 

 

La gran oferta de espacios para el ocio, ya sean restaurantes, centros deportivos u hoteles, ha provocado que cada vez nos volvamos más exigentes y escrupulosos a la hora de decantarnos por una opción u otra. 

Precisamente, uno de los principales factores decisivos es el tratamiento de la limpieza y la desinfección en el espacio.  

Y es que de poco servirá la calidad de la comida en un restaurante con dos estrellas Michelín si la higiene allí brilla por su ausencia. 

Sin duda, la imagen que percibirán los clientes de este negocio será negativa. 

Muchas veces, caemos en el error de pensar que un espacio sin suciedad a la vista es un espacio limpio.  

Pero lo cierto es que la falta de higiene también puede percibirse en los pequeños detalles. 

 

La cocina, siempre impoluta

 

Un restaurante escenifica a la perfección el tema que estamos tratando en este artículo. Y es que, la zona donde se desarrolla el trabajo suele quedar oculta a ojos de los consumidores. 

La cocina de cualquier restaurante, hotel o cafetería debe no solamente cumplir con la normativa vigente, sino estar sometida a un proceso de limpieza y desinfección constante. 

De hecho, el riesgo que existe por intoxicación alimentaria en una cocina, poco difiere del que se da en la sala de producción de una industria cárnica.

Para minimizar este riesgo es importante contar con personal formado y cualificado en términos de higiene y dotarlos del equipamiento necesario para desarrollar el trabajo.

Los baños, un reflejo de nuestro negocio 

 

Los baños acostumbran a ser uno de los puntos críticos de cualquier negocio.  

El alto número de personas que los frecuentan al cabo del día y el ajetreo que se da durante la jornada de trabajo hace que, en ocasiones, olvidemos estos espacios secundarios que son, a su vez, esenciales para la percepción de la imagen de marca por parte del usuario. 

Pero para que un baño sea presentable no solamente basta con mantenerlo limpio. También es importante equiparlo de manera correcta. 

Ofrecer dosificadores de jabón a nuestros clientes en vez de dispensadores para el lavado de las manos transmite una imagen poco profesional. 

El material de limpieza, correctamente codificado 

 

El estrés y las prisas en horas punta de trabajo no deben servir como excusa para saltarse las normas de higiene a la torera.

Pongámonos en la situación de un cliente que entra en un restaurante y ve cómo el camarero limpia su mesa con la misma bayeta con la que previamente ha limpiado el suministrador de vapor de la máquina de café o con la que se ha secado las manos. 

Para evitar este tipo de situaciones, se recomienda usar productos de un solo uso o bien asignar una función concreta a cada paño. ¡Eso sí! Debemos asegurarnos de reemplazarla cuando sea necesario.

Estos pequeños gestos, a menudo insignificantes para los profesionales, nos hacen perder clientes. 

De manera que, en ocasiones, conviene hacer una inversión en concepto de higiene que, seguramente, a la larga podrá sernos muy rentable.