La higiene en el sector de la hostelería es cada vez más cuestionable. Si consideramos que vivimos en el país con mayor índice de bares por habitante, este es un aspecto a tener en cuenta. Y es que no son pocos los bares o restaurantes que se han ganado una mala fama debido a la falta de limpieza o desinfección.  

Un artículo de Restauración Colectiva repasa los puntos críticos a los que debemos prestar atención a la hora de limpiar una cocina:  

  • Zona de fogones. Para evitar la contaminación cruzada debemos desmontar rejillas, parrillas y otros componentes para eliminar cualquier resto de comida o suciedad. 
  • Conductos de extracción. La acumulación de grasa en filtros no solo es poco higiénica, sino que puede derivar en riesgos como, por ejemplo, incendios. 
  • Sumideros y desagües. Las obstrucciones en desagües pueden derivar en atascos y malos olores. Para su limpieza emplearemos desincrustantes. 
  • Ruedas y patas de mesa. Los bajos del mobiliario, así como sus laterales son los grandes olvidados y los que acumulan una mayor cantidad de suciedad. 
  • Manillas e interruptores. Igual que ocurre con las patas, en ocasiones, no se tienen en cuenta estos elementos que acogen a una gran cantidad de microorganismos. 
  • Encimeras y tablas de trabajo. Son el principal foco de bacterias y el origen de la contaminación cruzada. 
  • Suelos, juntas y esquinas. En posts anteriores, comentábamos que éstos son el microhábitat preferido por los biofilms. 

La limpieza no solamente es importante en comedores o espacios visibles a nuestra clientela. El cuidado de estos puntos críticos ayuda a garantizar la inocuidad de los alimentos y evitar intoxicaciones que inciden negativamente en la experiencia de los usuarios y por lo tanto, en la imagen que tienen de nuestro negocio.